Si nos acercamos a los distintos textos antiguos de las filosofías orientales y, otras de diferentes lugares del mundo, nos daremos cuenta de que en cada una de ellas se utilizan diferentes palabras para referirse al Aliento de Vida, la Respiración.
No hay vida si uno no respira, ya que todo el Universo de una forma u otra tiene su movimiento o forma de respirar.
Por ejemplo: los japoneses la llaman Ki o Do, los chinos Chi, los hinduistas y budistas Prana, los mayas Pua, los cristianos Pneuma y los nativos de Hawai, los llamados Kahuna, Aloha que también significa “expresión de poder”.
Alo se utiliza para saludar y Ha es el “aliento” o “inspiración divina”. A está respiración se le llama también balanceante, por los distintos movimientos respiratorios por los que se va pasando.
Este conocimiento ha sido desvelado y llevado hasta nosotros a través de la mano de Morrnak Nalamaku Simeona. Nació el 19 de mayo de 1913, en Honolulu (Hawaiï) en el seno de una familia de sanadores Kahuna. Eso hizo que se criara en un entorno espiritual dentro de dicha comunidad. Creció en un mundo multidimensional donde las realidades internas y externas eran fluidas y se transmitían oralmente de generación en generación, de maestro a alumno; los chamanes también estaban presentes en su enseñanza de rituales de curación.
En agosto de 1980 y a los 67 años, después de toda una larga experiencia con la sanación, presentó su gran trabajo, el Ho’oponopono, en la Convención Mundial en Ponolu’u, Hawaiï. Y pasó la siguiente década enseñando Ho’oponopono por Asia, Estados Unidos y Europa.
Llegó a Europa para hacer varias giras haciendo conferencias y talleres en Alemania e Israel. Decía que “los occidentales tienen grandes dificultades para poner detrás el intelecto y, (continuo), es difícil para la mente occidental tener una idea de su Ser Superior. El hombre occidental se ha ido a los extremos con su intelectualización, ya que se divide y, mantiene a las personas separadas”.
Ella era una persona gentil y las personas que la conocieron decían que solo con estar a su lado se experimentaba una sensación de gran bienestar. Ella era un alma sencilla que hablaba poco y sentía mucho. Fue una pionera en la relajación e invitaba a las personas a experimentar la confianza y la paz interior en un sentido muy profundo con ella.
En enero de 1991 se retiró de su vida profesional en Alemania, en casa de un amigo, cerca de Munich, donde falleció el 11 de febrero de 1992 a los 79 años. Uno de sus discípulos fue el Dr. Ihaleakala Hew Len el cual trabajó con ella durante 10 años hasta que Morrnah falleció lo cual le convirtió en heredero de sus conocimientos y posterior difusor.
Y después de hacer un breve paseo por la historia de la respiración Ha, vamos a experimentarla.
Siéntate en una silla o en posición del loto con las manos en las rodillas o debajo del vientre. Siéntete cómodo y deja todas tus preocupaciones, responsabilidades por unos instantes.
Vamos hacer siete rondas de respiración contando del 1 al 7.
Vamos a inhalar contando del 1 al 7; retenemos el aire contando, también, del 1 al 7; exhalamos contando del 1 al 7; retenemos el aire contando del 1 al 7 y volvemos a inhalar contando del 1 al 7. Es una rueda de respiración continuada que repetimos 7 veces seguidas. Si se desea se puede acompañar con la exhalación el sonido con la palabra Ha que, como se ha comentado anteriormente, significa Aliento, aliento de vida.
Esta respiración aporta la activación de la circulación sanguínea en nuestro cuerpo y mejora el intercambio de gases en las células. Al quedar éstas más oxigenadas, eliminan mucha más toxinas a través del sistema linfático. Eso permite que nuestras funciones y sistemas estén mucho más nutridos, permitiéndonos experimentar mayor claridad, bienestar y una mayor percepción de nosotros mismos, en una palabra, ser conscientes de nuestra presencia.
En nuestro campo emocional nos ayuda a reducir el estrés, el cansancio. A saber vivir y comprender nuestras emociones con más inteligencia emocional. Me refiero a mirar el ego, nuestro ego, con sentido del humor, desde un lugar más amplio de nosotros mismos, una parte de nosotros emocional: nuestro corazón. A eso le llamamos amor.
En el campo mental nos ayuda a despejar pensamientos erróneos y observar nuestra mente. Al respirar nuestra mente se limpia, se tranquiliza dejando espacio a lo nuevo, con una actitud de inclusión, soltando lo que ya no se necesita, sin culpa, con compasión.
Somos mucho más que un cuerpo físico y al no poder reconocer estas otras partes de nosotros, en nosotros, esta falta de completitud nos hace sufrir. El ego ha de ser reconocido, ser mirado. No hay que matar nada, solo reconocer lo que somos para transformar aquellas actitudes que nos impiden mirar nuestra realidad. Que nos impiden evolucionar.
La Respiración es un recurso divino para unir, completar, sanar, reconocer, ampliar y experimentar con amor nuestra conciencia. Ello nos permite ser más conscientes de quienes somos y llevar la experiencia de nuestro Ser al mundo e ir un poco más allá de nosotros mismos.
Camila Riera