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Enseñanazas modernas de Moises


Si usted ha sido educado en la tradición católica seguramente ya desde pequeño le hicieron memorizar los famosos “Diez Mandamientos”. A una edad en la que era imposible siquiera imaginarse de que se trataba eso de “actos impuros” tenia que aprender de carrerilla lo que decían esas diez normas con las que se supone debe regirse la vida para ser “agradable” a los ojos de Dios. Pero luego, cuando se tiene edad para razonar las cosas ese planteamiento falla por todas partes.


En primer lugar, si Dios creó al hombre libre, con la capacidad de libre albedrío, ¿qué libertad es esa a la que luego se aplica una orden? Es como si le invito a comer a casa y le digo: “eres libre de elegir entre carne o pescado pero si eliges carne te quemaré la oreja con un mechero”


Segundo: ¿qué necesidad tiene Dios de ser obedecido?


Que un reyezuelo terrestre de órdenes y mandamientos es normal pero ... ¿Dios es eso?


Tercero: ¿puede incluirse todo en diez mandamientos? Si copiamos a los reyezuelos estos hacen muchas leyes y decretos para matizar las cosas, de manera que si con esos mandamientos queremos regular la vida sería preciso hacer un código grande ¿no?


Algo falla entonces. De manera que, y para olvidarnos de un dios hecho a imagen y semejanza del hombre, los diez mandamientos sería mejor verlos como los diez consejos para vivir mejor en esta tierra. Empecemos a verlos todos desde otra óptica.


El primero nos dice:

Amarás a Dios con todo tu corazón, con toda tu mente, con toda tu alma. Y no tendrás otro Dios.


No se trata con esto que Dios precise ser amado, que sea un celoso y sólo quiera que se le ame a Él. Eso no sería un Dios, sería más bien un neurótico. De lo que trata esta primera recomendación para la vida es que ya que Dios es Amor hay que buscar y vivir eso y sólo eso. Centrarse en Dios es centrarse en amar y no hay mayor felicidad que esa.


Nosotros precisamos para amar tener un objeto, tener a otro que sea amado. El concepto de amor absoluto, de amor de Dios no precisa ese otro, ES por sí mismo. No adorar a otro dios supone que ya no se adora al éxito, al dinero, incluso al amor humano pero no porque esto sea “malo” sino porque simplemente hay algo mucho mejor en lo que centrarnos: en el Amor en sí mismo.


Segundo:

No tomarás el nombre de Dios en vano.


Somos por nuestra libertad concedida, por ese libre albedrío, responsables de lo que nos sucede y no hay que culpar a la divinidad de la ley de causa y efecto que recae sobre nosotros. Blasfemar es pensar que algo puede ser un “castigo” de Dios, pues quien ama nunca castiga; blasfemar es usar a Dios como excusa para liberar nuestros odios como ocurre en todas las guerras “religiosas”; blasfemar es imponer la forma de vivir a los demás basándonos en si esa forma es o no del agrado de Dios (cuando para quien ama todo está bien).


Tercero:

Santificarás las fiestas.


No se trata sólo de ir a misa los domingos a lo que se refiere esto. Es darse cuenta del carácter sagrado de nuestra vida y eso significan las fiestas. Si la Navidad, por ejemplo, no se entiende en su carácter sagrado no tiene sentido alguno su celebración. Cada fiesta nos dice algo y santificarlas es entenderlas y vivirlas en plenitud


Cuarto:

Honrarás a tu padre y a tu madre.


Supone honrar a todo lo que nos da la vida y no tan sólo a nuestros progenitores. Hay que honrar así al agua que bebemos, al aire que respiramos, a la naturaleza etc pues todo ello nos da la vida.


Quinto.

No matarás


Porque no se puede destruir nada de la obra de Dios, y menos una vida, ya que ello nos aleja de esa idea inicial del Amor. Pero matar no es sólo quitar la vida, sino también es destruir todo proceso creador del hombre: mata también quien censura, quien prohibe, quien condena, quien no deja que fluya la vida en su proceso.


Sexto.

No cometerás actos impuros


Esto de los actos impuros se asocia al adulterio, pero es más que eso. Acto impuro es todo engaño, toda falta de honradez en asuntos importantes y la razón por la que se asocia al adulterio es por lo que supone este de engaño. No se puede buscar el Amor del primer punto si se engaña, de ahí que como el Amor es lo más puro todo lo que nos aleje de él es impuro


Séptimo.

No robarás.


Robar además de ser, por lo dicho anteriormente, un acto impuro supone alejarnos de Dios pues quitar algo a otro es negar el poder de Dios de darnos lo que precisamos. Quizá no siempre la vida nos da lo que queremos pero siempre nos da lo que necesitamos. Auque a veces somos como niños que lloran por una zurra de sus padres cuando estos se la dan para enseñarle educación y lo que es mejor para el pequeño.


Octavo.

No dirás falsos testimonios ni mentiras


Mentir y dar falso testimonio es dañar a los otros. Además de alejarnos entonces de esa idea de perfección en Dios = Amor supone herir a otro ser humano. Pero todos somos uno de la misma manera que mi corazón y mis pulmones son parte de mi ser. Los pulmones precisan la sangre que bombea el corazón y este precisa del aire que dan aquellos, de manera que no convienen las rencillas. Herir al otro es herirme a mí mismo.


Noveno.

No consentirás pensamientos ni deseos impuros.


El deseo es el motor de mucho de nuestro actuar, a ello le sigue el pensamiento para lograrlo. De manera que un deseo - pensamiento impuro es la semilla para que este se realice y por ello hay que cortarlo de raíz. Cuanto antes se arrancan las malas hierbas mejor para el jardín ¿no? Algo parecido pasa en nuestra vida, nos ahorramos muchos problemas si nuestros deseos y pensamientos se alinean con lo que realmente somos y queremos ser.


Décimo.

No codiciarás los bienes ajenos.


El pecado más absurdo es la envidia y la codicia, pues generan un gran malestar. Además suponen una falta de fe en que la vida no nos entregará eso que deseamos que tienen los demás. La codicia nos separa del resto de los hombres y rompe esa unidad de la que se hablado anteriormente.


Recuerdo que en las clases de religión después de recitar todos estos puntos de memoria se decía: “Estos mandamientos se resumen en dos: Amarás a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo”


Sobre lo de amarás a Dios ya lo hemos explicado en el primer punto y sobre la idea de amar al prójimo como a uno mismo es cierto pues todos somos uno. Y eso no sólo lo dicen corrientes espirituales sino también la moderna física cuántica de la que se hablará en otro momento.


No se trata pues de la necesidad de seguir estas recomendaciones, mandamientos o como prefiera llamarles para ir “al Cielo” sino que estas palabras nos recuerdan que

el Cielo está aquí, en la experiencia que somos capaces de vivir al hacerlo de modo “divino” esto es llenando de Amor en sí mismo nuestra experiencia.


No hay que buscar nada, todo está de serie. Falta abrir los ojos y darnos cuenta. Para eso se dieron esas recomendaciones.


¿Qué pasa de no cumplir eso? ¿Qué pasa a quien mata, quien engaña, quien roba? No es que la fuerza divina le tenga preparado un castigo eterno es que la propia vivencia de alejarse del Amor le será a esa persona, al alma de esa persona si queremos verlo desde un punto de vista más espiritual, un autentico infierno. Pero no por un castigo, sino porque se ha alejado ese ser de lo que realmente ES, un espíritu a imagen y semejanza de Dios, y en consecuencia de Amor.



Que la Fuerza le acompañe,



Juan Pedro

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