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La pareja en la Nueva Era


Una de las características de la especie humana es la vida en pareja. Pocos animales, (algunos si pero no es este un tratado de zoología) tienen una relación de pareja como los humanos. Una de las razones podría ser el largo periodo de tiempo que transcurre entre la infancia y la madurez del hombre, pero bueno, sea por el motivo que sea la vida en pareja, y por tanto la elección de la pareja adecuada, es algo importantísimo en nuestra cultura de los últimos siglos.


Los romanos, maestros del derecho, hace más de dos mil años, pusieron marco legal a esta necesidad con la creación del matrimonio, que no deja de ser un contrato en que se aceptan condiciones, obligaciones y derechos, que luego se institucionaliza de muchas formas, una de ellas por las religiones. De esta manera vemos que la constitución de una pareja, tiene una finalidad.


Y esto ha sido así ….. hasta ahora.

A lo largo de los años solo ha variado la finalidad de esa unión, pero siempre ha existido un “para que” quiero a esta persona como pareja.


La finalidad más tradicional ha sido la formación de una familia, pero puede haber muchos otros fines. Desde dar continuidad a un linaje con los hijos de esa familia, el no estar solo, el poder contar con un apoyo cuando haga falta, el compartir una ilusión, el tener sexo, el mantener el status social, el adecuarse a las normas, el entorno, el pensar que esa es la “voluntad de Dios”, el tener alguien con quien compartir gastos … y así la lista se haría interminable.


Y así en toda esa búsqueda es fundamental que la otra parte sea la persona adecuada. Si no lo es la finalidad que se busca se verá comprometida. En general, en la pareja se busca a un “socio/a” para algo. La idea de la media naranja, es decir de alguien que nos complemente, durante años ha resumido esta imagen de pareja como complemento, algo nos falta y eso es lo que hay que buscar: nuestro complemento. Yo busco en el otro lo que me falta para “estar completo”, pero a su vez quiero que esa otra persona tenga afinidad conmigo en el objetivo que ambos persiguen. De esta manera tendemos a buscar alguien como nosotros, al menos a grandes rasgos. Pero bueno, esa idea que se ha expresado NO es lo que corresponde a nuestra Nueva Era.


Si, todo cambia en la actualidad, la forma de comunicarnos (ya se usa mas el what’s app que las llamadas), la forma de estudiar (las tablets sustituyen a los libros), la forma de gastar (cada vez se paga más en Visa que en monedas) , y las relaciones de pareja van a cambiar también. En primer lugar las relaciones van a tener que dejar que su centro, su razón de ser, sea un motivo. Un “para que”. Me explico.


Durante muchos años las mujeres buscaban que el hombre que proyectaban fuese el padre de sus hijos, tuvieran solvencia económica, es decir que tuviera dinero. En España existe la expresión “es un buen partido” para referirse a los hombres con dinero no casados. Pues esto ya no es así. Las mujeres actuales trabajan, ganan su dinero y no precisan nadie que las mantenga.


El objetivo de tener pareja para tener hijos tampoco se sostiene, pues hoy en día se puede tener hijos siendo familia monoparental. Existen las adopciones, inseminación artificial etc.


La pareja como medio de huir de la soledad, o incluso para tener sexo no tiene sentido, pues hay cientos de formas de tener una vida social activa o de tener sexo en nuestros días. De manera que si vamos analizando las “razones” por las cuales la pareja tuvo tanta importancia en la antigua era, veremos que poco nos queda.


Ello conduce a la pregunta, entonces … ¿para que buscamos una pareja?


Simplemente porque la finalidad de la pareja ahora ha cambiado. Tener presente lo que sigue puede ser de muchísima utilidad para saber si alguien es, o no, la pareja adecuada.


En la nueva era la pareja NO es algo que nos complementa, no es nuestra media naranja como si fuésemos la mitad de algo que queremos, no es algo que precisamos para lograr esto o aquello. En la Nueva Era la pareja es alguien que desarrolla nuestro POTENCIAL.


Es decir, con su pareja usted va a CRECER. Si no es así, si la pareja está para cumplir una labor social, una vida administrativa de seguimiento de las normas, la pareja, ahora, carece de utilidad.


Pongamos ejemplos.


Imaginemos que una persona que llamaremos A, toca el piano. Le encanta la música. ¿Cómo piensa que debe ser la pareja de A? Lo más fácil es pensar que sea alguien que también ame la música. Pero no tiene que ser así. Imaginemos que A tiene una pareja que inicialmente no le gusta la música. Pero es que A toca tan bien, interpreta a Chopin y Litzt con tal maestría que finalmente esa persona que no le gustaba nada el piano ahora le gusta.


Con esa relación A ha crecido, toca mejor, se ha entregado en cuerpo y Alma para que su pareja se haya vuelto melómano. En resumen A es mejor pianista, ha dado lo mejor de sí para su pareja. Podemos decir que A es mejor persona gracias a que su pareja le ha ayudado a ser la mejor versión de sí mismo/a.

En este caso se ha tomado el caso de la música para simplificar pero puede llevarse a cualquier punto que relación con la pareja nos haga mejorar. Por ejemplo que nos haga mas pacientes, mas valientes, mas interesados en la cultura, en la humanidad etc. Es decir todo aquello que por vivir en pareja se desarrolla. En otras palabras: hace que seamos la “mejor versión de nosotros mismos”


Si A hubiera tenido una pareja como el/ella, que sí, que inicialmente le gustase la música, pero que criticase a A pues no lleva el tempo adecuado, o comete errores en los valses de Chopin etc, entonces con esa persona A estaría menguando por mantener esa relación de pareja. Le haría sentirse inseguro/a por mucho que desde fuera se pudiera decir que comparten el amor a la música. Nuestro amigo/a A con esa relación cada vez es “menos”. En consecuencia sería una relación tóxica.


La pregunta a formularse siempre es entonces: “esta persona si entra en mi vida como pareja, ¿me hace crecer o me hace menguar?”


Es decir ya no se trata que la pareja sea tipo espejo, “como nosotros”, o bien como contraparte de nosotros, sino que se trata que la existencia de la pareja haga que seamos la mejor versión de nosotros.


Y ya no hay otro motivo para la búsqueda de pareja, ya no se trata de buscar seguridad, o formar familia, o tener sexo etc, sino basta identificar si nos hace crecer o no. Ya no se precisa una pareja de complemento, porque “necesito algo” sino alguien que haga de mí alguien mejor.


Esto no quiere decir que no haya que “dar” a quien se ama, pero hay que dar desde la autenticidad del ser, no desde quien la otra persona quiere que seamos.


El componente del Amor es la sinceridad y cuando dejamos de ser como somos para complacer a otra persona, estamos haciendo un engaño.

En una pareja cada parte debe estimular el crecimiento de la otra. Si no, no es una pareja, es una “asociación de intereses”. Y eso no corresponde a la Nueva Era.


Entonces la tesitura es ¿queremos una pareja de “toda la vida” para juntos tener hijos, seguridad, compañía etc, o queremos crecer como personas?


Si el lector de esto es conservador y prefiere la primera opción, aviso que la misma tiene un problema de base. Y es la conversión de la pareja en una cesión continua y una negociación permanente. Entonces se desvirtúa el sentido de todo, pues en lugar de cada vez ser “más”, (esto es ser mejores, crecer etc…,) cada vez somos “menos”.


¿Cuándo es el final de una relación? Cuando se deja de crecer como persona y se empieza a negociar para los asuntos corrientes. Entonces cada uno, para mantener la relación cede hasta que llega un punto que el Amor desaparece totalmente.

Y entonces aparece el odio que vemos en los matrimonios rotos. Un odio que se debe a que el inconsciente se da cuenta que lo que se esperaba de la relación no se ha producido y muchas veces por llevar el tema de pareja a una cuestión de negociaciones.


Pero también se puede pensar que si optamos por el modelo de pareja como crecimiento personal esto puede tener frenos, es decir momentos en que estamos estancados o retrocedemos. Ello sería tambien el final de una pareja.


Pero es que una pareja de la Nueva era NUNCA debe medirse por la duración temporal, sino por la intensidad que ha habido en la misma


¿Queremos decir con esto que no pueden haber parejas “para siempre”?


Si, puede haberlas, pero es preciso una continua transformación de ambos. Si nos aferramos a puntos de partida fijos, si somos inamovibles la pareja no durará o si lo hace por motivos sociales, será un infierno.


Hemos de cambiar continuamente para crecer y en esto la pareja también puede ayudarnos.


¿En que queda entonces la promesa hecha según la religión del “hasta que la muerte os separe”? Pues se cumple, porque si A se casa y hace esa promesa, dentro de dos años, si ha cambiado o si lo ha hecho su pareja, A es otra persona, tan diferente que se puede decir que la anterior “ha muerto”


La muerte no hay que entenderla como la aniquilación del cuerpo. La muerte, es un cambio y en consecuencia también todo cambio es un tipo de muerte.


Si usted no tiene nada que ver con quien fue hace diez años, usted ha muerto a su antigua personalidad y ha nacido a otra nueva.


El universo está en expansión, y el Amor en nosotros debe estarlo también. La nueva era brinda oportunidades para ello.


Una pareja es así una oportunidad para crecer. No una alternativa para ser.




Que la Fuerza nos acompañe,




Juan Pedro



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