La sangre simboliza la vida. Así la presión sanguínea será la expresión de la vida del ser humano. Aquí hemos de considerar tanto la sangre como los vasos por donde esta circula. Si la sangre significa vida y sus paredes son lo que la contiene, es fácil hacer el paralelismo que esas paredes representarán las fronteras, las barreras, por donde esa vida discurrirá.
Una persona hipotensa, es decir con baja presión sanguínea, nos indica que no desafía esas fronteras, rehuye toda resistencia, nunca llega al límite, se evade de la vida, de los problemas, de los desafíos. Vemos así que todas las medidas médicas para el aumento de la presión están relacionadas con el desarrollo de la energía, pero la única solución permanente es la modificación de la actitud interior.
En el extremo contrario tenemos al hipertenso, el que tiene presión alta. Cuando una situación requiere una acción pero esta no realiza, se genera un aumento de presión. El hipertenso es quien está siempre al borde del conflicto, pero sin aportar una solución. Es esta otra forma de rehuir el conflicto, pero no como antes inhibiéndose, sino produciendo gran actividad que no conduce a nada. Por lo general la presión baja se da en las mujeres mientras que la presión alta es propia de los hombres.
La hipertensión de la vejez es producida por la calcificación de los vasos, es decir que estos pierden su poder de comunicación y conducción. Análogamente con la edad se pierde en comunicación y flexibilidad.
El corazón
El corazón siempre se asocia a emociones, basta con repasar las expresiones populares: “se me rompe el corazón”, “no tienes corazón” etc. El corazón es nuestro centro, y si queremos indicar con el dedo quienes somos, nuestro dedo señalará donde tenemos el corazón (haga la prueba pues es curioso). Lo que hace que nuestro corazón se altere son las emociones: miedo, alegría, amor etc, y es que esa es su “función” profunda además de la de bombardear sangre al cuerpo. Las personas con problemas de corazón son aquellas que no se dejan desviar en su camino por “simples emociones”. Estas personas se aferran a la norma, a la razón y no dejan trabajar a las emociones. De esta manera las emociones pasan a otro plano y aparecen las enfermedades de corazón. Es decir que los enfermos cardíacos son los que se rigen sólo por la cabeza y no quieren escuchar a su corazón. De manera que tenemos un caso curioso: quien no hace caso del corazón va a tener que prestarle atención por la enfermedad de corazón que padece. Gracioso, ¿no?
La solución así consiste en “usar” el corazón.
La trombosis consiste en la obstrucción de una vena por un coágulo. La sangre que debería ser fluida, no circula bien. Ello indica que la persona está perdiendo fluidez en su vida; que está haciendo lema y sentencia inflexible su opinión, y al final el plano psíquico influirá en el cuerpo. Es fácil así entender que esta enfermedad se produzca en personas mayores que tienden a la rigidez de sus puntos de vista.