UN MAL DÍA CON LOS ESPEJOS.
Y tú estás tan tranquilo, saboreando que la vida es maravillosa y que todo
te sonríe y de repente ocurre algo y lo fastidia todo.
Y encima, se supone que todo esto es porque yo quiero,
y que yo soy quien lo elijo para aprender
algo más sobre mí. Bueno, bueno…
Entiendo perfectamente que cuando trato de explicar esto a otros,
algunos lo duden, otros no lo crean y otros vean todo el tema
extraordinariamente complicado.
En mi andar por la vida, he tenido mis idas y venidas. Como
decía un escritor famoso, si piensas que estás iluminado,
pasa una semana con tu familia…
Con la experiencia, me voy dando cuenta y cada vez
de forma más afianzada, que realmente sólo hay una cosa
que me devuelve a la tranquilidad y eso es, EL AMOR. Simple y llano.
Sí; a alguno le podrá sonar ridículo, inverosímil,
complicado, imposible, bucólico, lo que uno quiera,
pero a mí, personalmente es lo único que me devuelve a mis verdes pastos.
El amor sincero hacia mí, como ser que soy, me da
fuerzas para mirarme de frente y reconocer mis
demonios, mis negruras y las posibles eternas luchas con mi ego.
El amor me da soporte para descubrir cada día
todo lo que supone ser Yo.
El amor me otorga la enorme energía que me hace
falta para convertir la negrura que apareció ese
día dentro de mí, en una esplendorosa y brillante luz.
Y al final, como dice la canción, si la dejo brillar,
todo se convierte en más amor; por mí y por los demás.
Tu compañera de oficina puede ser una imbécil y todos
los demás en el trabajo también están hasta las narices
de ella y tu gurú va y te dice que todo ese tema te
fastidia porque es una parte oscura de ti que no quieres ver;
há!
¡YO para nada soy así!
Pero cuando enfrías, y dejas de machacarte,
empiezas a ver que, quizás en algún momento
de tu vida te comportaste de una manera similar,
o por lo menos te hubiese gustado poder hacerlo.
Alguna vez fuiste con alguien un tanto tirana,
egoísta, egocéntrica… No lo aprietes más y déjalo ir.
Entonces… y sólo entonces, puede que reconozcas que
sí, que puede que haya algo de verdad en todo esto
y que puede ser cierto que haya algo de eso también
en ti. En ti, y en todos…. (¡Por suerte! Mal de muchos…)
De esta manera, tu experiencia interna tiene
la posibilidad de ir cambiando y quizás puede que
vaya llegando el momento en que empiezas a ser
capaz de ver a esa persona con otros ojos.
Si yo te preguntase, si aun siendo tu compañera
un bicho, ¿crees realmente que se merece un
buen castigo por ser como es y hacer lo que hace?,
¿crees de verdad que lo más justo para que el mundo
fuera mundo, que debería pasarle algo malo para
compensar todas esas cosas que hace o dice?
Y si me pongo más espiritual….si yo te preguntase
si, aun siendo un tremendo esperpento de persona,
¿crees que Dios debería maldecirla por todos
sus actos o por el contrario debería bendecirla?
¿Qué crees que haría el amor ahora?
Cuando te das cuenta de dónde te has dejado
entrar, sabes a dónde tienes que dirigirte para
no experimentarlo durante más tiempo. Tus
malos días se convierten en horas, tus nubes
que las nubes forman parte del panorama y que
traen la lluvia tan necesaria para que todo crezca.
María Garrido Garrido.
Web: http://www.albeitaria.com