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Principio de causa y efecto


El sexto principio que viene ahora es muy importante y aunque parece fácil entenderlo mentalmente, no es tanto aplicarlo a nuestra vida. Se trata de la idea que “toda causa tiene su efecto” o si lo prefiere “todo efecto tiene su causa”, es decir todo cuanto nos pasa (efecto) tiene un origen (causa) y esta es algo concreto que obedece a una ley. Vaya que el mundo no es caótico.


Por ejemplo si se le cae un vaso de cristal al suelo desde la mesa se romperá. El efecto, los trozos que quedan por el suelo, tienen su causa en la ley de la atracción de la tierra, si esa caída sucediera en un lugar sin gravedad (como en esas cápsulas espaciales) el vaso no se rompería contra el suelo sino que flotaría por el aire. A menudo pensamos que en la vida muchas cosas nos suceden por “suerte” pero esto no es así. Suerte es el nombre que damos a algo cuando no sabemos las leyes por las cuales se rige ese fenómeno. Por ejemplo si tira usted una moneda al aire no sale cara o cruz por casualidad, si usted supiera el peso exacto de la moneda, el eje de rotación de la misma, la fuerza aplicada, la resistencia del aire ... siempre podría acertar lo que va a salir, pero como eso no lo sabemos usamos ese cajón de sastre que llamamos “suerte”.


Ahora bien si todo aquello que me sucede tiene una causa. como el efecto sucede en mí la causa debe estar también dentro de mí. Y ello nos lleva a la idea que somos “responsables” de aquello que nos sucede. Atención: estamos diciendo que somos responsables y no culpables de lo que nos sucede, que son dos cosas distintas.


Cuando aquello que nos pasa es bueno, por ejemplo obtenemos un buen trabajo, es fácil decir que sí, que es por causa de nuestra preparación obtener ese empleo y plenamente aceptamos que somos los responsables de ese logro. Ahora bien, en los casos contrarios, en aquello que no nos gusta, no solemos aceptar nuestra responsabilidad. Veamos un ejemplo duro de una situación negativa.


Las mujeres que sufren malos tratos de sus parejas viven una situación muy desagradable pero (y simplificando mucho esta problemática) todas esas mujeres tienen una autoestima muy baja, una falta de confianza en si mismas casi nula. Si fueran fuertes al primer grito de la pareja romperían la relación y no se llegaría a agresiones tan violentas, pero no. La maltratada calla, calla porque no cree en ella, no cree en la capacidad de sacar a la familia adelante por si misma, porque hasta se llega a culpabilizar a si misma, y esa debilidad es en lo que se basa el agresor. Todas las mujeres que han superado los malos tratos, todas a las que he oído expresarse, decían que, una vez superada esa situación, se veían mucho más fuertes y seguras. En resumen que hay un origen en el sufrir los malos tratos: la debilidad de uno mismo.


¿Es culpable la mujer maltratada de ser pegada por su compañero? Sin duda NO, el culpable sería él, pero SI que ella es Responsable que esa situación haya tenido que pasarla para desarrollar su fuerza interior. En resumen: todos somos responsables (que no culpables) de aquello que nos sucede. La causa está siempre en nosotros y el efecto no es más que la manifestación externa de esa causa.


Las causas que en nuestras vidas se produzcan situaciones concretas pueden ser muy variadas: pueden ser influencias del entorno familiar, nacional o educacional; actitudes nuestras de otros momentos e incluso de vidas anteriores. Pero dejando este último punto, pues no es mi intención hablar aquí de karma y esas cosas, si todo lo que me sucede (efecto) tiene un origen en mi (causa) a partir de ahora ya sé lo que debo hacer para lograr que lo que quiero entre en mi vida. Así, de la misma manera que si queremos recoger en un campo patatas sembraremos patatas si queremos recoger amistad por ejemplo, debemos ser amigos de nuestro prójimo. O dicho de manera más general: si queremos ser “felices” debemos sembrar “felicidad”. Todo odio, resentimiento, rencor, rabia, y en general sentimientos negativos en los demás los viviremos en nosotros.


El principio de esta web, tomado del Tao, que dice “el camino del Cielo no tiene favoritos, está siempre al lado del hombre bueno” nos viene a decir eso. Entendiendo por el Cielo lo mejor, debemos dar de nosotros lo mejor a los demás (ser bueno).


Si asimilamos en la vida eso de la relación causa efecto, ya sabemos como hay que actuar: dando aquello que queremos recibir.


Puede parecer simple pero si se acostumbra usted, por ejemplo cuando conduce, a ser amable en los pasos de peatones, de una manera “mágica” verá que cuando es usted peatón los coches son amables con usted.


Pero hay algo más que se puede deducir de este principio. La relación causa – efecto es circular y un efecto llegado un momento se convierte en causa y viceversa. Por ejemplo el vaso roto en el suelo (efecto) por causa de la gravedad se convierte en la causa por la cual recogemos los pedazos de cristal para nuestra basura. El efecto anterior se ha convertido en causa. Para simplificar podemos decir que anterior a cada causa existe una “razón” para que esta suceda. En el ejemplo anterior, de la mujer maltratada, la razón de eso que le sucede es para que aprenda a ganar autoestima, es decir que todo lo que nos sucede obedece a una razón.


Sí somos capaces de entender esa “razón” la vida deja de ser un juego caótico y si en aquello que no nos gusta podemos entender porqué sucede habremos dado un paso importantísimo.


Muchas veces es más fácil ver esas “razones” en los demás que en nosotros pero ya que la vida es nuestra vale la pena intentar saber porqué nos pasa lo que nos pasa, especialmente en los casos negativos, pues en los positivos siempre nos damos el logro a nosotros mismos.


Sería bonito poder tener una guía para entender esas situaciones y la verdad es que la tenemos, pero no es externa, sino que está en nosotros mismos. No hace falta ni vidente, ni canal, ni tarotista, ni creencia religiosa ni nada de eso para saber las razones. Hace falta contactar con “el plano Superior”, con “el Cielo”, con “su Alma” , con su ángel, con “su Dios” o con el nombre que usted quiera darle a lo superior. ¿Cómo? Veámoslo.


Al igual que una radio el “Cielo” emite noche y día pero al igual que la radio si la tenemos desconectada de poco nos sirve. El proceso de conexión supone ser capaces de salir de nuestra dimensión plano terrenal o concreto, es decir de nuestra mente / ordenador y escuchar que nos viene a la cabeza por otra vía. Pongamos un ejemplo.


Supongamos una persona que de joven no pudo estudiar enfermería aunque eso era lo que le gustaba. Ahora tiene 45 años, dos hijos, una hipoteca y un trabajo de secretaria en la Sonny. Pero, ¡ay! Resulta que hay reducción de personal y ella es despedida. Mientras piense como pagar la hipoteca y esas cosas materiales se centrará en los problemas, pero si se para y con Fe pregunta a su “Divinidad” la razón es probable que le venga el mensaje “ahora tendrás tiempo” Si ella entiende el mensaje se dará cuenta que ahora tendrá tiempo para estudiar enfermería y su problema se habrá convertido en una oportunidad. “Bendice tus problemas, porque necesitas sus soluciones” dice Richard Bach en su libro “Ilusiones” y eso es muy cierto.


¿Cómo saber si ese mensaje es de otro plano o ha sido elaborado por el computador de nuestro cerebro? Bueno, en general los mensajes del plano Superior son breves y no admiten réplica. Por ejemplo no se puede contestar “ ....y Dios, ¿no podías haberme dado tiempo tocándome la lotería?” No, no admiten discusión esos mensajes pues son directos y certeros. Es el hombre el que quiere instrucciones detalladas, el Cielo da la información que se precisa y ya está.


Por otra parte no se centran estos mensajes en detalles. No dicen “para pagar la hipoteca debes ....” La razón es que por ejemplo un ángel no entiende que es una hipoteca, entiende que es la realización de una persona, en este caso estudiar enfermería, pero el dinero y esas cosas son ajenas a su mundo.


Pero la característica más clara de los mensajes del otro Plano es que son armoniosos. No dirán nuca “denuncia a tus compañeros que eran unos vagos a la dirección general de Tokio para que les echen a ellos” Eso no lo dicen nunca. Incluso a veces puede parecer que lo que nos dicen no sea totalmente a nuestro favor, pero siempre es algo “amoroso” y considerando a todos.


Por último habría que decir cuando y como sintonizar con el mundo superior (llámeles ángeles, santos o lo que sea). Pues creo que no hay forma concreta. Si se siente bien después de rezar, en meditación, en la soledad del monte etc, pues estupendo, pero sino la “voz” le puede venir en cualquier momento, sólo hace falta sinceridad en la pregunta y obertura para recoger el mensaje.


Aplicar lo dicho hasta aquí nos lleva a saber como actuar en función de lo que queremos recibir y a entender aquello que nos sucede. En definitiva a comprender la vida más allá de nuestra lógica de pensamiento y de nuestra dualidad bien / mal.


Hagámoslo, pues vale la pena.


Que la Fuerza le acompañe,




Juan Pedro


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