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Hacer callar la mente


¿Cuál es la actividad que menos tiempo puede estar el hombre sin hacer? Según tengo entendido un ser humano puede estar unos 50 días sin comer, unos 7 días sin beber nada, unos pocos días sin dormir, y otros pocos minutos sin respirar. Parece así que esta última sería la actividad ganadora, pero no, hay otra acción aún que los hombres no podemos estar menos tiempo sin hacer. Y es una actividad curiosa, lo hacemos continuamente pero a diferencia de las otras acciones no es en absoluto precisa para nuestra vida. Pero es algo tan normal que la consideramos como algo natural, orgánico incluso.


Nos estamos refiriendo al pensar. Si puede parecer un poco extraño pero así es.


Usted y yo ( a menos que usted sea un monje budista, y no creo que por ahí lean esta web) estamos continuamente pensando. Si, en todo momento. Si se levanta a por un vaso de agua a la cocina, pensará si tiene cervezas, que tiene que lavar el coche, que mañana tiene comida en casa de su suegra etc. Y así en todo. No hay un momento prácticamente en la vida del hombre moderno en que nuestra mente descanse. Dentro de nuestra cabeza la charla es constante. Prácticamente en todo momento estamos pensando algo y si por lo que sea nuestra mente se queda en blanco buscamos algo en que ocuparla.


Eso podría estar muy bien si ayudara, pero no, al contrario, nos perjudica. Si usted por ejemplo estuviera continuamente tomando objetos pesados en sus brazos sin duda desarrollaría sus bíceps, lo cual es positivo, pero el estar continuamente pensando no nos hace más inteligentes, al revés, no cansa, nos agota para nada.


De la misma manera que usted se da cuenta cuando no desarrolla alguna parte de su cuerpo y se dice a sí mismo algo del tipo “tengo que hacer flexiones para mejorar mi flexibilidad”, nunca se plantea porque su mente está funcionando en cosas que no corresponden continuamente.


Eso genera que de tanto pensar nos hemos identificado con nuestra mente, pero como ya se dijo en el artículo sobre el ego usted no es su mente. Pero ya se habló bastante ahí sobre la mente, de manera que vayamos a ver como podemos frenar la mente en su continuo parloteo que nos agota y que beneficios le producirá eso.


Básicamente el problema con nuestra mente (y quien esto escribe tiene el mismo problema) presenta una doble adversidad:
Por una parte nuestros pensamientos son inconexos y no relacionados. Es decir tenemos a lo largo de un mismo momento muchos pensamientos que entre sí que nada tienen que ver. Por ejemplo si usted camina para ir a una tienda a comprar un producto, en el camino le pueden venir pensamientos de cosas que tiene que hacer que no le gustan, motivos de enfado con los demás, problemas de trabajo, alegría por un logro pasado etc, es decir multitud de pensamientos que nada tienen que ver con el momento en que está haciendo esa acción. Si usted durante el camino a la tienda solo pensara en lo que debe comprar, al menos habría una unidad en su cabeza, pero no, le vienen multitud de pensamientos que no tienen nada que ver con la compra. Y eso es algo tan habitual que ya ni le sorprende. Y hasta cuesta pensar en esos temas inconexos en los que hemos pensado.


¿Cuál es el problema de todo esto? ¿de tener la mente ocupada en otras cosas más allá de lo que se hace? Pues que no se disfruta de lo que se está haciendo.


Por ejemplo, ducharse con agua caliente es un placer, sin duda. Que el hombre haya llegado a la luna está muy bien, pero para mí el progreso es tener agua caliente girando un grifo. Sin embargo si en la ducha, mientras le cae el agua caliente sobre su espalda, usted tiene la cabeza ocupado en otros temas como los del tipo de que tiene que hacer para cenar, si debe llamar por teléfono a X, que si ya se está haciendo tarde etc, está claro que ese placer es mucho menor.


La mente ocupada pensando, de alguna manera, nos molesta.


Y el otro problema que tenemos es que somos incapaces de apagar su funcionamiento. De la misma manera que uno puede dejar de hacer que trabajen sus abdominales si no quiere que así sea y puede hacerlo simplemente tumbándose en un sofá, no podemos hacer lo mismo con la mente, no sabemos dónde está el botón de on/off de nuestra cabeza


Lograr superar ambos problemas es muy útil y es el objeto central de la meditación: ser capaz de controlar el ruido mental.


Se van a exponer dos ideas para ayudar a solucionar esos problemas citados y la base de ellos va a ser la sencillez.


En cuanto a la mente dispersa podríamos decir que hay tres tipos de pensamientos que nos abordan sin motivo:


El primero es cuando pensamos en cosas pasadas. En el ejemplo de la ducha es cuando por ejemplo nos acordamos de algo que hemos dicho a alguien y que ahora vemos como erróneo, etc. Es decir pensamos en un acontecimiento pasado. Pensar en el pasado es absurdo, pues precisamente por ser pasado no podemos actuar, de manera que ese hecho que se ha realizado y que ahora vemos como erróneo es algo que ocupa nuestra mente y no sirve para nada. Es como tener la memoria del ordenador funcionando con programas que se están ejecutando y no nos sirven. ¿Cómo borrarlos? Lo veremos de aquí a unas líneas.


El segundo tipo de pensamiento que sucede a menudo es cuando pensamos en cosas futuras. Análogamente al caso anterior no tiene utilidad pensar en algo que aún no es y no podemos en ese momento solucionar. Pensar por ejemplo cuando se ducha “mañana me tengo que levantar temprano” no sirve para nada y nos impide disfrutar del placer del agua caliente por la espalda.


El tercer tipo de idea que aparece en nuestra cabeza es aquella que si bien está en el momento presente no tiene influencia sobre lo que se está realizando. Por ejemplo en la ducha pensar sobre el programa de televisión que se está emitiendo, no tiene utilidad.


¿Cómo eliminar estos tres parásitos mentales que continuamente nos atacan?


La solución que plantea la meditación y el moderno mindfulness es pensar solo en aquello que se está realizando, y para ello debe ser consciente cada vez que aparece un pensamiento que es contrario a la actividad que realiza.


Esto supone una “toma de consciencia” es decir un “darse cuenta de …”


. Volvamos al caso de la ducha. Cuando uno se ducha debe centrarse en el placer del agua sobre el cuerpo, si aparece un pensamiento que no viene al caso, como los descritos, volver a centrarse en el agua, en el olor, en el jabón por la piel etc. Es decir volver a lo que se está haciendo, que es lo que en mindfulness llaman “aquí – ahora”.


Esto supone dos fases: la primera tener un objeto en que centrarse, en nuestro caso de la ducha puede ser el agua caliente sobre el cuerpo y no pensar más que en eso cada vez que aparezca un pensamiento diferente. La segunda fase es identificar los pensamientos invasivos y dejarlos correr, es decir eliminarlos sustituyéndolos por el pensamiento-objeto central, cuando aparezcan.


. Se trata de pensar solo en una cosa, relacionada con la actividad y no en ideas ajenas que no corresponden en el momento “aquí – ahora “


Eso sería la esencia del mindfulness es decir que solo haya una presencia en nuestra mente. Es también el principio Zen que dice: “cuando como, como, cuando duermo, duermo.” A menudo nosotros cuando comemos pensamos en problemas/alegrías del ayer o del mañana de manera que no nos centramos en el comer. Nuestra mente no para, y así no hay quien sea feliz.


Y ahora vamos al ejercicio práctico.


Si nos hemos explicado bien, esto es fácil de entender. Ahora se trata de empezar, y para ello hay que hacerlo poco a poco, es decir aplicar el principio del mindfulness en una actividad. Puede ser en la ducha, o que cuando friegue los platos piense sólo en los platos, en el contacto con sus manos, o en cualquier actividad. Pero elija una que sea breve para no perderse y desanimarse. A medida que en la práctica de una actividad haya conseguido centrarse plenamente en esta y sólo en esta, vaya expandiendo el mismo principio en otras cosas, hasta que esa forma de centrarse en la acción concreta cope la mayor parte de sus acciones.


Entonces vivirá la vida como meditador zen.


Pero existe otra alternativa para hacer que la mente calle por un rato. Se trata de no penar. Claro que eso me dirá es imposible, continuamente vienen pensamientos a la cabeza. Lo que se ha explicado del mindfulness parece ser dirigir los pensamientos hacia el aquí – ahora, aunque eso supone centrarse en la actividad concreta, pero dejar la mente en blanco es otra cosa y puede parecer que es imposible.


Pero no lo es, y a continuación de va a comentar un “truco” para ello.


Supongamos que estamos realizando una actividad simple como andar a la parada del autobús. Mientras camina procure concentrar su atención en la respiración, dese cuenta, es decir “tome consciencia” que está respirando. Preste atención al aire que entra en su cuerpo y que sale del mismo. Solo eso.


Mientras presta atención a su respiración los otros pensamientos no le invaden, es decir mientras está atento al respirar su mente ¡no funciona! Lo ha conseguido, aunque solo han sido dos segundos. Cuando pasan estos dos segundos un pensamiento le vendrá a la cabeza, no importa, lo detecta, lo ignora y vuelve a centrarse en la respiración. Mientras estamos atentos a que respiramos nuestra mente descansa, no piensa. Sin embargo vendrán otros pensamientos, Dese cuenta que esos pensamientos están ahí, ignórelos y vuelva al punto 0 en que solo se centra en respirar.


Esto puede hacerlo en una actividad simple como es el caminar. Cada vez que aparece un pensamiento NO es un punto en contra, pues eso permite que usted se dé cuenta que un pensamiento ha llegado y puede eliminarlo. Entonces en cada eliminación de pensamiento usted se da cuenta que NO es su mente, se identifica a algo que está por encima de su mente (aunque esa identificación no sea expresable en ideas racionales) en resumen, está usted alcanzando la esencia de sí mismo que se habla en el artículo del ego.


Cuando a través de prestar atención a la respiración se llega a la calma interior es curioso que se observan muchas más cosas que antes pasaban inadvertidas. El cantar de los pájaros es más evidente si no hay pensamientos, los olores, o incluso el oído de sus pasos al caminar. Durante los segundos que dura esta fase se encuentra mejor. Pero es normal luego caer en el pensamiento del “tengo que comprar / ayer hice / esta persona me parece ,,,” El truco siempre es volver a centrarse en el respirar.


El ejercicio propuesto para empezar consiste en determinar una acción corta, por ejemplo el paseo hasta llegar a la parada del autobús, y cada día al realizar ese camino, procurar centrarse en la respiración, solo eso. Vaya que el ir al autobús es el camino de la meditación donde la mente se calla.


Pocos metros / poco tiempo pero constantemente. A medida que se practica se puede estar varios segundos sin pensar. Eso ya es un éxito porque supone vaciar la mente para situarse usted por encima de ella. Luego extienda esta actividad a más momentos y lugares, pero el camino elegido, en nuestro ejemplo el ir a por el bus, entienda que es su momento de meditación dinámica en la que ordena callar su mente.


¿Qué se logra con esta práctica? Pues por extraño que pueda parecer esta práctica de hacer callar a la mente hace que cuando se necesita que esta funcione lo haga mejor, es como si al desconectar la mente logramos que al estar descansada sea más útil cuando se precise. Ello es especialmente sorprendente cuando se hacen actividades que tienen un cierto grado de automatismo. Un pianista por ejemplo no precisa pensar en las notas, los dedos deben “ir solos” a buscar la tecla. Una mente descansada ayuda a ello. Dominar un idioma extranjero se logra cuando se realiza sin pensar, sin traducir. Callar la mente ayuda en este caso.


En resumen, la calma mental ayuda a la mente en cuestiones puramente humanas


¿Por qué ? Pues porque la mente callada trae paz al SER y para ciertas cosas se precisa paz, en realidad para todo lo importante se precisa paz.


El sabio Rumi dijo “El silencio es lenguaje de Dios, todo lo demás son malas traducciones” . Y es cierto que para comunicarnos con otros planos trascendentes debemos mantener el silencio interior que solo se logra tras callar la mente.


Ser capaz de llegar a este estado es la puerta para todos los contactos con otros planos, de manera que el camino del iluminado no es el cultural, no es un logro intelectual, sino el alcanzar ese silencio interior, pues entonces somos auténticos, somos nosotros mismos y no la identificación con la mente que realizamos en nuestro actuar diario.


El mensaje entonces es practicar con pequeños pasos pero de manera constante el silencio mental. Establecer un momento y un lugar para centrarnos en la respiración, dejar de pensar liberarnos de nuestra mente a pequeños pasos y así conectarnos con nuestra esencia que es algo que está más allá de la explicación intelectual que a la mente tanto le gusta. Pues mientras sea así la mente será la dueña de nuestra vida y no nosotros.


Que la Fuerza le acompañe,




JP

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